La temperatura era la correcta, la presión atmosférica la ideal.
Los elegidos por sus grupos se disponían a hacernos partícipes de una semana de trabajo intenso con la intención de dejarnos a todos un excelente sabor de boca. El formato elegido: Penchachuka o Chepachunga... o algo parecido.
La primera aparición fue la de Ainhoa, también conocida como "la xiqueta del cable". Ella corrió con la difícil tarea de romper el hielo y lo hizo con solvencia, no obstante, hubo gente desde la ultima fila que pudo observar con claridad como una gota de sudor recorría su cara en algunos momentos de su intervención.
El siguiente ponente es conocido en los círculos más oscuros de Benimaclet como
"el púgil del Xavier", aunque otros le llaman "Mr. Domino's". Su intervención fue como un derechazo certero, como un combate ganado por KO, no en vano, el público pudo disfrutar con sus bailes en el improvisado ring en el quedó convertido el salón de actos.
A continuación hizo su entrada una joven promesa de la trompeta española, el inigualable Tomás Córdoba. Tomás nos descubrió que bien podría haber sido locutor de los anuncios de "micro machines", dada su endiablada velocidad. Pero eso sí, con absoluta claridad, porque como bien sabe este ponente, la potencia sin control no sirve de nada.
En el ecuador de las intervenciones, el público contó con la inestimable presencia de nuestro Pelayo particular, Miguel Ángel. Combinar estilo y eficacia comunicativa no es tarea fácil, pero este alumno, asesor de moda y complementos en sus horas libres, lo hace a las mil maravillas.
Mihai aparecía en el escenario con un perfecto corte de pelo, bien peinado como de costumbre y elegante para la ocasión. Su intervención puso de manifiesto que el ser humano todavía desconoce hasta qué nivel pueden enrojecerse unas mejillas.
Llegaba entonces el turno de Nacho, el paradigma de la naturalidad. Con un estilo desenfadado presentaba un trabajo en el que pudimos conocer las dotes de una modelo en alza, la joven de origen valenciano, Paula Marqués.
El encargado de cerrar la exposición fue Don Santiago García, conocido también como "el manipulador de relojes", aquel que con su cuidada técnica es capaz no solo de acortar el tiempo, sino también de hacer un perfecto speech al estilo de las antiguas liturgias en latín.
En definitiva, ha sido una muy grata experiencia de la que la presentación, era solo la culminación de un gran trabajo en grupo realizado por unos alumnos que han puesto el listón muy alto para las próximas ediciones.
Mi más cordial enhorabuena a todos.
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